martes, 17 de mayo de 2011

Rápido ¡Más rápido!
Siempre acelerando antes del abismo. Todo es importante, esencial. Todo, excepto tus sueños. Esos no existen ni verán la luz de la realidad, esa luz mortecina que, pese a su languidez, prepotente nos ciega.
Siente tus pasos como martillazos, sácale hasta la última gota de provecho al tiempo y sigue ignorando que es a ti a quien exprimes y retuerces.
Continúa deprisa por esto que llaman vida hasta que vomites aquello que un día creíste posible y que ahora quedó en un mal chiste.
Permanece en la inercia de este movimiento que ya olvidaste cuándo y para qué comenzó. Prosigue (o no).
Porque después de todo no eres una de esas errantes que mantienen su órbita, ni un caballito anclado en el tiovivo de alguna plaza de pueblo, ni una pulga amaestrada incapaz de aceptar el riesgo de saltar más alto y comprobar si sigue ahí la pared de cristal. Al final, seguir, pararte o girar depende únicamente de ti

No hay comentarios:

Publicar un comentario