jueves, 25 de febrero de 2010

Divagaciones varias (III y IV)

Cuestionar la seguridad que en sí misma tiene otra persona es, sin duda, cuestionar la propia.

***

Hace tiempo que dejé de saltar.
Justo cuando aprendí que siempre volvía a dar con el suelo

miércoles, 24 de febrero de 2010

Divagaciones varias (II)

Hoy no empezó con la salida del sol, ni al abrir los ojos. El día de hoy empezó cuando al borde de la cama miré mis pies y tomé aire y con él toda la fuerza que un ser humano puede tomar al empezar un nuevo camino.
No desayuné cereales que desayuné un baño lleno de repasos del camino recorrido y me sumergí en mis amores dejando fuera los desengaños.
Este día todo sigue siendo igual pero sólo en apariencia por que hoy los ingredientes son distintos y vuelvo a tener ese dulce sabor en los labios que anuncia victorias.

Divagaciones varias (I)

Abrí la puerta y entré en la casa de puntillas sorprendida por el sol. Su luz se deslizaba por el pasillo de forma amable, pero preferí la oscuridad de mi habitación.
Una vez allí despojarme de todo aquello que no fuera mi piel se convirtió en un acto solemne. Fuera el pañuelo que guardó mi cuello y descubrí en mi mente la imagen de la sorpresa en decenas de ojos que se iluminaron al verme la mañana anterior. Me deshice de los zapatos que tan buena superficie ofrecieron a mis pies y recordé todos los pases de baile acompañados de risas.Liberé mi cuerpo de la ropa mientras me sorprendía de la gran cantidad de abrazos sinceros recibidos en un solo día.
Pero fue cuando retiré todo rastro de maquillaje de mi alma cuando por fin me di cuenta de mi valía. Aquella que todas las personas habían visto en mí y que yo siempre pasé por alto.

lunes, 22 de febrero de 2010

Las bromas de Morfeo


No sé exactamente cómo llegaron tus labios a unos centímetros de los míos, puede que todo comenzara con una conversación de esas en las que las miradas dicen mucho más que las palabras, en las que creamos versos en libretas que son casi apéndices de nosotros mismos, o tal vez caminábamos de la mano, yo dando saltos y bailando y tú observándome con una sonrisa que me decía que me querías más cerca en aquel paseo que nos hacía libres, o puede que antes de tenerte tan cerca nos separara la mesa de una tasca y nos saboreáramos trago a trago en dos chatos de vino sin siqiuera tocarnos. Ignoro como comenzó, sólo sé que noté el candor de tu aliento y el roce de tus labios en un beso en el mismo segundo en el que me despertaba en mi cama vacía.
Y ahora no puedo parar de morderme mis labios, y la razón me aconseja que tampoco te diga que anoche soñé contigo.

viernes, 19 de febrero de 2010

desencuentros (II)

Escribe algo en un papel que no alcanzo a leer, aunque para ser sincero, no son sus garabatos lo que mi mirada busca bajo su cuello

- ¿Con qué palabra me describirías?

Rompe mi dulce búsqueda su frase y provoca una mueca de desconcierto en mi rostro

- Que si tuvieras que usar una palabra para describirme cuál sería esa palabra- aclara con disgusto

Pero yo solo paso de la mueca de no entender nada a una expresión de profunda reflexión buscando la palabra correcta, que trasmita su tacto, su aroma, la locura de mi corazón cuando se acerca y demás reacciones fisiológicas que reconozco me son difíciles de controlar cuando ella está a unos centímetros, al alcance de mis manos, pero no la encuentro y ella se cansa de esperar y vuelve a su hoja de papel.

"Una palabra, no tengo ninguna palabra para describirte, sólo un impulso, sólo un latido"

Cuéntame un cuento



-Cuentame un cuento
-¿Un cuento?
-Sí
-¿Uno de dragones?
-No,uno en el que todos los problemas se arreglen con una sonrisa o con un beso
-Con un príncipe entonces
-No con una princesa sin corona ni trenzas de oro.
-Pero alguien tendría que rescatarla de algo
-¿Por qué?, yo quiero un cuento en el que sólo ella pueda salvarse del mundo cuando se mire en un espejo, un espejo que no mienta, y sea capaz de decir "te quiero".
-Mmmmm
-¿Qué?
-Creo que ese cuento no me lo sé, lo siento, princesa. Pero si quieres lo inventamos juntas.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Metamorfosis de una ciudad

Los lugardes que adoras cambian sutilmente cuando se los descubres a otras personas.
así, aquel restaurante diminuto con las paredes llenas de libros en el que te refugiabas, puede convertirse en el lugar más bello y acogedor del mundo cuando entras por la puerta seguida por esa persona que hace que tu sonrisa trabaje a jornada completa.
Pero una vez descubres que no fuiste más que otro capricho en su vida de niño bien, cuando tu sonrisa pide la baja, ese restaurante se transforma en el más frío de los páramos y mil flechas se clavan en tu cuerpo, una al probar el vino y recordar su cara, otra al ver aquel libro que mereció una larga conversación, cada una por un recuerdo.
Porque los espacios son sólo espacios hasta que los llenamos con experiencias.

martes, 9 de febrero de 2010

Se busca


Hay una palabra en mi cabeza que no se deja ver. Lo he intentado todo, le prometí que la escribiría con dulzura, que incluso la subrrallaría, pero aún así no salió de su escondite.
Decidí hacer como que había perdido el interés en ella, pero no la engañé y la necesidad de utilizarla se hizo apremiante.
Al no poder pronunciarla ni siquiera era capaz de sustituirla por un sinónimo y aún hoy tengo en mi relato una frase con un gran vacío en su ecuador.

¡Ay las palabras caprichosas que se van de vacaciones al mirador de la punta de la lengua!

El vacío de mi cama


Es curioso sentir tan liviano mi hombro y no poder dormir porque me falta el peso de tu cabeza sobre él, es extraño no rodear mi cintura con tu pierna desnuda y volver a utilizar pijama para dormir. Nunca pensé que en una cama de cuerpo y medio echara de menos el tuyo, tu cuerpo y su solidez, la falta de espacio resuelta con la superposicion de nuestros brazos y piernas, un nudo humano que hemos deshecho y que ahora su NO presión me ahoga y me impide dormir como el oso que todos dijeron que era.

Ya no sé si te echo de menos a ti, o solo a dormir contigo.

desencuentros (I)

Sintió en sus labios primero el borde púlido de la copa de cristal y el calor del vino después. Se centró en el sabor que acariciaba su paladar y jugaba con su lengua.

- Necesito un cigarro
- Un cigarro?

Las miradas suelen ser menos ambiguas que las palabras y la que ella lanzó fue mucho más que clara, sí, necesitaba tabaco a pesar de no ser fumadora y no, no le concedía ningún derecho a proclamarse abogado defensor de su salud ni de niguna otra causa que tuviera que ver con ella.

El silencio no se inmutó, ni por la mirada de una, ni por la sorpresa y la posterior resignación del otro, siguió planeando sobre sus pensamientos y espiando sus latidos.

Con unos movimientos suaves ella se levantó llevándose consigo la copa de vino sin ni siquiera deslizar su mirada sobre aquél que pretendía ser algo, algo que no alguien que para ello le faltaba decisión a él y a ella paciencia.

lunes, 8 de febrero de 2010

Del hogar y otros cuentos


El vaho de las ventanas me hace sentir a salvo mientras saboreo la calidez del consomé sentada en el sillón preferido de mi gata, ese que tanto acaricia duramente con sus uñas, unas uñas que perdieron su utilidad, pues no hay más que una mosca o polilla casual que juguetea al pilla pilla con ella.

-No hay caza querida- le digo mientras sonrío de medio lado.

La manta que hizo mi tía me hace añorar las tardes de tricotar en las que creo que nunca llegué a hacer más de un cuarto de bufanda, eso sí, un cuarto de bufanda como mi vida: completamente irregular, pero no me hace sentir el hogar. Ni siguiera el sabor a carne y verduras que inunda mis papilas, ni la música de The Boss.

Cierro los ojos y trato de pensar qué me falta, y me encuentro a mí, pero no quien soy ahora sino aquella que fui, aquella que seré, aquella que se perdió por el camino.

Y apretando un poco más los párpados, mordiendo todos esos deseos que a veces confundo y escondo, me descubro, a esa yo de verdad hecha un ovillo entre unos cálidos brazos, los tuyos, entre todos los que se me ofrecen (enamorados, antojadizos, intermitentes, etc) sólo entre los tuyos, siendo yo misma podré sentir mi hogar.

Propósitos


Y sacarle la lengua a Maslow
mientras cojo impulso sin retroceder
con la fuerza de aquellos
que me dieron mis sueños
mi vida
y las palabras

Y saltar
y llegar a pasar el sol
y hacerle el amor a la luna
sin pensar en la evolución
tan solo en el romance
de los personajes oscuros
que me dieron la luz.

Y caer de pie como los gatos
salvajes que no caseros
sin preocuparme si te importé
o me olvidaste
sin volver la mirada
sin acceder a ruegos ajenos
que no cumplen los propios

Tributo a Ofelia


"Fragilidad tienes nombre de mujer" dice el Hamlet de Shakespeare a la amorosa Ofelia.
Pero ni yo soy frágil ni me sumerjo en las heladas aguas dulces por un desengaño amoroso, que, siendo hetero, tendré tantos como granos de arena hay en mis dunas.
Mi nombre es Sara que significa princesa y Libertad fue el nombre que mi madre soñó para mí y sólo esos dos me definirán.
Pero estudiando, estudiando llegué a la divina Ofelia cuya locura nos une tanto como nos separa

lunes, 1 de febrero de 2010

Cuentos por teléfono


-Mejor cuéntame tú un cuento
-Mmmmmm, está bien, pero para improvisar una historia necesito que me des pie. ¿De qué quieres que trate?
-De la playa, de noche... ahora mismo?
-¿Ahora? ¿La Playa?
-Exacto
-Es que ahora sólo hay un pescador que vigila su caña mientras se imagina el tamaño de la próxima captura. Y una pareja que le roba besos al destino entre las sombras que les deja la luna llena.
Ah! y también un cangrejo que juguetea con la espuma en la orilla sin miedo, pues sabe que todas las gaviotas duermen.
Tal vez si dejáramos bailar alas olas sin racionalizar su movimiento, si sintiéramos como la arena se escapa de nuestros dedos amantes, tal vez, existirían sirenas que no devorasen a los hombres, sino tan solo la sed de pasión que a estos ahoga, y las estrellas fugaces serían bellos péndulos o balancines en los que pudieran jugar nuestros deseos.
Pero lo cierto es que ahora mismo esto tan sólo es un cuento, y seguimos tan ciegos y ajenos a la magia como la gaviota que duerme perdiéndose el baile del cangrejo.



***

Habrá que repetirlo ¿no?

Charles Baudelaire

El deseo de pintar

Ardiendo estoy por pintar a la que tan raras veces se me apareció para huir tan deprisa, como una cosa bella que se ha de echar de menos tras el viajero arrebatado en la noche. (...)

Es hermosa y más que hermosa: es sorprendente. Lo negro en ella abunda; y es nocturno y profundo cuanto inspira. Sus ojos son dos astros en que centellea vagamente el misterio, y su mirada ilumina como el relámpago: es una explosión en las tinieblas.

La compararía a un sol negro si se pudiese concebir un astro negro capaz de verter luz y felicidad. Pero hace pensar más agusto en la luna, que indudablemente la señaló con su temible influjo; no en la luna blanca de los idilios, semejante a una novia fría, sino en la luna siniestra y embriagadora, colgada del fondo de una noche de tempestad y atropellada por las nubes que corren; no en la luna apacible y discreta, visitadora del sueño de los hombres puros, sino en la luna arrancada del cielo, vencida y rebelde, a quien los brujos tesalios obligan duramente a danzar sobre la hierba aterrorizada.

(...) Hay mujeres que inspiran deseos de vencerlas o de gozarlas; pero ésta infunde el deseo de morir lentamente ante sus ojos.

Recuperar una estrella



Le pareció tan fácil tomar la decisión de salir de aquella cama, sentarse en el borde, sentir el frío suelo de marmol en sus pies descalzos e incorporarse, que una sonrisa sincera se dibujó en sus ojos por primera vez en demasiado tiempo...

Lo que ella no sabía es que a pesar de la dificultad a la hora de tomar la decisión de levantarse, lo más difícil era qué hacer con esa decisión: andar para sentarse en su silla frente al ordenador e introducirse en un mundo aparente donde protegerse con más vestiduras, o desnudar su alma y abrir la puerta sin saber qué hay al otro lado...

***

Porque recuperar una estrella nunca es fácil, pero si agradable si tienes buena compañía en tu búsqueda...