miércoles, 24 de febrero de 2010

Divagaciones varias (I)

Abrí la puerta y entré en la casa de puntillas sorprendida por el sol. Su luz se deslizaba por el pasillo de forma amable, pero preferí la oscuridad de mi habitación.
Una vez allí despojarme de todo aquello que no fuera mi piel se convirtió en un acto solemne. Fuera el pañuelo que guardó mi cuello y descubrí en mi mente la imagen de la sorpresa en decenas de ojos que se iluminaron al verme la mañana anterior. Me deshice de los zapatos que tan buena superficie ofrecieron a mis pies y recordé todos los pases de baile acompañados de risas.Liberé mi cuerpo de la ropa mientras me sorprendía de la gran cantidad de abrazos sinceros recibidos en un solo día.
Pero fue cuando retiré todo rastro de maquillaje de mi alma cuando por fin me di cuenta de mi valía. Aquella que todas las personas habían visto en mí y que yo siempre pasé por alto.

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