viernes, 29 de enero de 2010

La llamada




Después del primer tono a penas se es consciente de la marcación
En el segundo surge la duda: ¿es de verdad buena idea llamarle?
Llegado el tercero la excusa: si total no cogerá le teléfono
Y al cuarto tono, al cuarto tono lo coge
- Hola preciosa
-Hola
-¿Qué haces cosa bonita?
- Leer y llamarte
- Ya veo, ya
Tras una pausa en la que ella pasa de la duda a la certeza de que ver no es literal sino una expresión, él continúa.
- ¿Me echas de menos?
- La verdad es que no.
-Ahm- silencio cortante
-Pero es que me apetecia llamarte
- Aha- silencio rebosante de ego masculino complacido
- Decía que me apetecía llamarte porque quería leerte algo.
- ¡Vaya! y ¿qué es?
-Escucha: Y apareció el típico otro tío. El que sabe decirle a una mujer en el momento oportuno aquello que ella necesita sentir, el seductor que sería incapaz de estar dos semanas seguidas dando la talla pero que en una noche y dos citas te puede hacer creer qualquier cosa. Pues eso, que este fragmento me recordó tanto a ti que tuve la imperiosa necesidad de leertelo
Ante el silencio en la línea ella sigue hablando.
- Ale, pues ya hablamos, si eso, en otra lectura.
Colgó el movil, lo guardo en el bolso, cerró el paraguas y dejó que la lluvia que bañaba Barcelona arrastrara todo el despecho de sus recuerdos.

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